Con sombras claras y figuras
uniformes el río trasporta
las almas solas, las almas
moribundas.
Inertes y veloces son los
pensamientos enamorados,
razón tiene la erosión para
colapsar la roca, como colapsa
mi espíritu aventurero.
El viento pregona mi muerte,
mientras el equinoccio de
invierno enfría tus besos.
Tristeza y alegría, la primera
por tu partida, la otra por llevarte
en mi corazón mientras
trascurre la vejez de mi cuerpo.
Una sombra gris posa sobre las
nubes altas, la brisa anuncia
una llovizna y mis párpados
se cierran en el sueño de tu compañía…