No me arrepiento de ser rencoroso,
ni a veces parecer oscuro y sigiloso,
de permanecer tranquilo y taimado,
de a veces parecer un aburrido.
No me arrepiento de ser desconfiado,
castellano, del rancio pueblo llano,
desconfío de los lastimeros y oportunistas,
aborrezco las puñaladas y artimañas.
No me arrepiento de no llamarte amigo,
hay personas que solo con un momento,
no les tengo miedo ni arbitrio,
otras serán siempre, la mayoría, un conocido.
No me arrepiento de mi destino,
porque no está sellado ni escrito,
ni del amigo caído, ni del divorciado,
tengo muchos en ese camino.
No me arrepiento de no ser un baballo,
un sucio cortejador y falso veneno,
de primiciar todo por un mísero ascenso,
estoy a gusto, feliz con mi incierto camino.