En la «Antología de la poesía hispanoamericana contemporánea: 1914-1987» de Alianza Editorial, el prologuista se refiere a Nicolás Guillén en los siguientes términos:
«No ha podido librarse, con frecuencia, de las trampas antipoéticas que, a la poesía, tiende la propaganda», y concluye, definiendo a esa actitud de «caída».
GUILLÉN: ¡CIERRA LA MURALLA!
Señorito, al que el «panfleto» apesta,
no conoces lo que es el pensamiento
de cosecha propia y conocimiento,
pues no cabe en tu adocenada testa.
A aquel, que sus ideas manifiesta,
trabajadas desde su nacimiento
en humilde contexto sin ungüento,
crees que la «propaganda» le infecta.
Lo llamas «trampas antipoéticas»
y lo ves como una vulgar «caída»
desde las depuradas estéticas
que flotan en la nada y la mentira,
con desprecio de todas las éticas;
mientras Guillén, desde arriba, te mira.