Llegaste como llega la mañana,
radiante y perfumada de alhelíes;
con gracias que poseen las huríes
miraba tu figura tan lozana.
Igual que musulmán que llega al Jana
soñaba con tus labios carmesíes;
y viéndote vestida de organdíes
lucías tu figura soberana.
Con boca que pasión febril desgrana
las mieles del placer tu las deslíes;
y llena con aroma de genciana,
igual que gran vestal, tu te sonríes;
mostrando fina piel de porcelana
bordada de camelias y rubíes.
Autor: Aníbal Rodríguez.