EL QUETZAL EN VUELO

LA GOTA DE MERCURIO

Ayer que te mire en línea, camuflada de silencio,

Pensé en tus frases publicadas, en ese lunar oscuro que te dejo la última relación,

Me ensordeció tu silencio tan estridente, tu inquietud inmóvil,

Sentí tu pasado y quise reconstruir tu vida y el último estribillo no escrito.

 

Eres tan impredecible como el viento de otoño, como canción en una bohemia;

A veces, el ala izquierda de un quetzal en vuelo, la risa alegre de un chiquillo

En ocasiones el ronroneo de una gata tierna en la sala de mi casa

Pero siempre, una gota de mercurio, resistiéndose a ser tomada., atomizada

 

Me gusta seguir el rastro de tus heridas en la pantalla,

De cómo vas dejando esos pedazos de corazón con mensaje para nadie

Con odio reservado, amor herido y esperanza sin espera, que te desespera y huyes

Tu ala derecha herida, te hace volar, cuando un poema amenaza tu libertad.

 

Cuando quiero tomar esa gota de mercurio, se escurre entre mis dedos,

Se atomiza y multiplica, en mil tonos, en muchas formas, te muestras ajena,

Ya sé que te gustan mis letras y te acurruca en ellas como tierna gatita dócil

Tratando de descubrir una magia, una aventura entre estas letras mal acomodadas.

 

No temas de mis versos, ni de aquella canción que hizo sangrar la herida

Lo de ayer, pasó por este cuerpo, pero no está en estas letras, se quedó ahí, sigue,

Cayó como olvido al tocar mi piel el sol, en el día después de la tormenta,

Yo camine de regreso y abrir cualquier puerta, que no me llevara a ninguna parte.

 

Tú me enseñaste, que cuando me sienta seguro, altivo y superior a la noche,

Tome de la caja de pandora una llave, abra una puerta que no me conduzca a ninguna parte. Emprenda ese camino a oscuras y con los ojos cerrados y tu vendrás de tarde

Después de las seis, a regresarme el estribillo que le falta a mi verso. Es lo que hago hoy

 

LENNOX

EL QUETZAL EN VUELO