Impulsado por un ventarrón contagiado de emociones,
encerrado en un círculo de deseos borrosos,
lentamente me acerqué como la hoja a un árbol de tierra,
sin descartar en la palma de mi mano las fragancias de triunfar,
creo en mi antología de recuerdos entre mares
y dimensiones cerradas que darán vida a una nueva ilusión realista,
soy yo quien destruye el pedernal de versos negativos,
soy quien acaba con rincones de enemigos imaginarios,
y alisto mi baraja donde apostaré a que mis restos sombríos
se alejen hacia la ruta de la omisión.