Ya no eres la misma.
Sobre mi lecho, otra vez
me ha visitado la luna.
A ella no le gusta hacerlo,
a mi me hastía recordarte.
He aquí la hora de la soledad
y las paredes negras
y los llantos que mueren
en las almas rotas.
He visto más temprano
trepar por la ventana oscura
la sombra de tu amor perdido.
Dulce, húmeda, ojos de lluvia fresca
lleno de esa vida
que sólo se ve durante el día
y la noche es una chispa
silenciosa.