Platicando el reloj, se mofa por el derroche, de faustos crepúsculos, que parten sin tu versar.
Si te sedujeron, un par de décadas de juventud, no te quedes mirando las aguas pasar.
La experiencia, se anida en el espíritu, dirigiendo, los chamizos del cuerpo.
La vejez, está tan cercana, como ver la primera cana.
Cuando la brecha, se empieza a estrechar
Llaman nuevo suplente, a caminar.
Las horas trabajaban unidas
Velando los minutos
Desahuciados,
Que caen;
Grano
a
grano.
camino
a su norte.
Sin mirar atrás,
Atalaya del tiempo.
Con su uniforme, bien esbelto.
Respira el sugerente vigor de juventud,
Que se escabulle por las rendijas de los ágiles días.
Fuiste simple pensante con hálito de vida, nada más
Espectador de un camino, que, sin ningún lindero, te convida.
Con ansias de actuar, con vértigo de caminar por la senda tendida
Grita presente mi espíritu, para raspar, los exiguos segundos de la olla.
Mi paladar envuelto con un saborcito, sin igual, que sabe a añejos recuerdos.
Hoy protagonizo, el papel de hombre, que despierta, de un letargo, llamado juventud.