Preso, en un mar en calma
frente a barcas
que no quieren navegar,
atracadas se sostienen tal vez,
con olvidada serenidad.
¡Perdido en la taza¡
Atado a la oquedad
que me procura silencios,
la que me arrolla,
la que me enfrenta y se vuelve..
Aquí, en este abismo
de luz y de sal,
en esta vieja inmensidad
me desvanezco
con cada segundo
que no estás.
Le grito a las gaviotas
deseando yo su libertad
más ellas,
ignorando esta profunda rabia
que me desespera,
se dedican a volar.. y nada más.
Quisiera ser océano,
y río; y olas; y caudal
para que invisible y diluido,
la corriente me dejara allí
a donde tú estás.
Yo quisiera ser viento de la bahía,
y soplar.. soplar..
O ser una de estas barquitas,
y sin más olvido, navegar..
navegar junto a las gaviotas
observando su libertad.
Me haría pez,
renunciando al oxígeno,
encontrar bajo las aguas, el río,
y nadar, nadar por el cauce
aunque mis branquias
se quedaran sin sal,
y buscar la tierra firme,
la tierra llana, la morisca,
la del color especial,
para encender
tu cuerpo, tu boca,
tus ojos, tu caminar..
Siendo pez moribundo,
llegar como animal valiente,
para poderte amar.