El amor jamás se llora
se vive con ansiedad
esa dulce intensidad
de las llamas que atesora.
El siempre radiante aflora
lleno de vitalidad
en la tierna inmensidad
de pasión arrolladora.
¡Su cadencia cristalina
de canario es dulce trino
con arpegio sin igual;
con su esencia muy divina
el nos alumbra el camino
a la gloria terrenal!
Autor: Aníbal Rodríguez.