No es rostro sino máscara
lo que ves cuando me hablas.
No es rostro sino máscara
porque temo que no me comprendas.
No es rostro sino máscara
lo que ofrezco cuando te hablo.
No es rostro sino máscara
porque temo que me destruyas.
No es rostro sino máscara
que he forjado durante años.
¡No es rostro sino máscara!
Sólo cuando tu mirada, amiga,
no me está juzgando;
sólo cuando tus ojos me iluminan,
sólo entonces transfiguro mi llanto.
No es rostro sino máscara
lo que ves cuando me hablas…