Lloré en brazos de mi madre
por un mal y cobarde amor,
aún teniendo a mi padre
siempre supe de dolor.
Mi madre bendita me consoló
aún sintiéndome muerta fue
la única que logró que mi
alma no siguiera yerta.
Voy caminando descalza,
sola y en penumbra, ¿ a quién
le importa mi suerte? Si ayudar
ya nadie acostumbra.
Si al nido una piedra derribó
cuando la madre se ausentó,
¿A quién le importa mi suerte?
si todos se esconden ante la muerte.
¿A quién le importa mi suerte?
rodeada de injusticia y poder,
todos se asustan con la peste que
nadie sabe cómo detener.
¿A quién le importa mi suerte?
A Dios, a mi madre y a mi, porque
con ellos soy fuerte y es lo que
vale para mí.