Una constelación histórica
no se repite de la misma manera:
y las paradojas del hoy
serán los estereotipos del mañana.
En bucles sin distinciones:
pasado o futuro
vertiginosas locomociones asindéticas;
procreando las intenciones de este círculo
que gira en sus tiempos y espacios.
Lleno de inquina y egoísmo
futuro y pasado;
sus creencias, sus miradas e ideas.
Su boca, sus palabras y ademanes.
Pasado y futuro:
mi boca, mis palabras y ademanes.
Mis creencias, mis miradas e ideas.
Todo era un todo(valga la redundancia)
entre los detalles tan minúsculos,
la poderosa observación era tan miope y astigmática.
Se abría la paradoja de este tiempo;
anclandose en nuestras vidas el espacio.
Entre tu pasado y mi futuro
entre tu futuro y mi pasado.
Honor, dignidad y pundonor;
teóricas pretensiones versionadas
entre puntos ciegos,
la locomoción automatizada...
Sé; que soy un idiota.
Un idiota que observa: las católicas experiencias
de la irrestricta moraleja;
pero sin dejar de ser un idiota.
Entre mi ego idealista y tú tímida misandria
esperando y fingiendo paciencia;
desarmando tus conceptos,
y fusionando mis delirios y desesperanzas.
Con fantasías escatológicas
pero sublimes de pureza.
La llama aún se balancea
y las pasiones profundas:
crecen y recuperan su vigor
bajo el mágico influjo de la ausencia.
Incapaces de reconocer el dolor
que subyace en el placer y viceversa.
La incongruencia marcando el camino como una brújula
hacia esta constelación que jamás se repetirá
pero seguirá siendo igual en su esencia.