Cae la noche,
y se cierne allá a lo lejos
sobre montes y colinas
la congoja y el misterio.
Cae la noche,
y las nubes se recogen
y se encapotan los cielos
con su negrura sin fin,
y en las copas de los árboles
y en los techos de la casa
se perciben penas mil.
Algunas estrellas titilan
en la inmensidad del cielo,
y la luna lejos brilla
con sus lánguidos reflejos.
Cae la noche...
y es tan negra y tan sombría
que el grillo canta un responso
y la rana una elegía.
Un pequeñín se refugia
en el regazo materno,
es la noche que lo asusta
con su manto de misterios.
Y se perdió en lontananza
aquel sol lleno de bríos,
y en el poniente se escucha
como el mar enbravecido
ruge su queja, y a solas
yo tristemente medito.
Con la noche vienen presto
los pesares y tristezas,
y en mi alma se reflejan
las congojas y las penas.
Por qué oh Señor hiciste
la noche con sus misterios,
escondidos en sus pliegues
ocultando así los cielos?
Cae la noche,
y yo escucho temeroso
como se cierran las puertas
y las ventanas se entornan...
porque viene ya la noche.
R. Gruger / 1954
(Mi primer poema formal, a los 21 años)