TÚ LE CREAS A ÉL (¿Creación inteligente?)
Imagino que exista un ser superior
y, en cuanto lo creo, voy y lo creo,
y, cuando cierro los ojos, casi lo veo,
iluminándome con su resplandor;
irradia milagros a su alrededor;
tiene súper poderes del Tebeo,
y no me hace falta ni San Mateo
para darle un beso en su pie redentor.
Eso sí, debe ser autoritario,
que me limite mi libre albedrío,
haciendo de mí un ser, tan rutinario,
que, tras sacar la cabeza del río,
solo pase las cuentas del rosario
y no se le ocurra decir ni pio.
ÉL TE CREA A TI (¿Diseño inteligente?)
No imagino como son los protones
ni tampoco las fuerzas nucleares
(intensas o débiles, a millares)
¿Alguien sabe lo que son los hadrones;
es que tienen que ver con los leptones?
¿Deben los quarks sernos muy familiares
(como lo son los electrones escolares)
o hemos de pensar en los muones?
No me ha hecho falta saber teorías;
si algo está girando o «se está tieso»;
lo del Big Bang solo son tonterías;
y no me preguntéis sobre todo eso
puesto que me ha bastado con seis días
para crearos todo vuestro universo.
Y YO, NO OS CREO A NINGUNO
¡Oh! Tú tampoco puedes ser mi cantar.
Como a esas figuras crucificadas,
no puedo cantar, ni canto, cantadas
de surfistas andando sobre la mar.
¿Acaso cantaba el retrógrado neandertal,
que marchaba con la espalda curvada
y esa obtusa mente, tan obnubilada,
que trompicaba sus patas al caminar?
Más el homo sapiens sí que fue un cantor
que convirtió la «idea» en «cartón piedra»
y comenzó a desfilar, tocando el tambor,
intuyendo que, el que es fiel, siempre medra,
al ser incapaz de sentir el temor
de que su mente se convierta en hiedra.