Ojos hinchados, matutinos
el peso del trabajo aciago
templanza para el hombre fuerte
castigo para el sedentario
Fértil la mañana que arrecia
para el hombre de gran esfuerzo
ventanas doradas lo apremian
se merece un millón de versos
Ésta es la historia de un hombre
que trabaja duro día a día
para librar a este mundo pobre
de la pereza, el odio y la apatía
Carga el peso de un corazón apasionado
buscando siempre lo bueno y lo bello
en este viejo mundo olvidado
que se ríe y aplasta sueños
No hay infierno ni gran verdugo
que es mente ponga un velo,
no hay eclipse de corazón puro
para sus designios del cielo
Radiante hombre sigue tu camino
con lealtad entre compañeros
ignora la pueril codicia
y a tu malvado alter ego
Atraviesa ésta, nuestra era
cual dorada y firme tubería
que soporta, encamina y frena
al dolor, la angustia y la ira
Te deseo lo mejor
esperanza de mis hijos
que sigan así como tú
del cielo los designios