Sigo la caravana de mis dilemas …
que con parsimonia desesperante…
se va evaporando en la ventisca de este romance.
Allá van por los senderos áridos de la apatía…
con destino al espejismo de “tu regreso”.
¿Cuál regreso?...
si es improbable “que vuelvas” …
si cuando te fuiste te llevaste todo,
me privaste de la indulgencia de un adiós,
no me diste la ocasión de ser testigo de tu despedida,
seguramente para evadir mis lágrimas.
Desapareciste sin dejar rastro…
borrando tus huellas de mi vida…
para impedir que algún imprevisto te persuadiera a desistir.
Huiste cargada de evasivas,
te fuiste encubierta por un silencio lapidario…
para que me acostumbre a este calvario.
Y con tu actitud inexplicable…
provocaste dentro de mí…
una desesperación incontenible…
que me puso al filo de la locura.
Me quedé girando en un carrusel de recuerdos,
dando vueltas repetidamente por los instantes compartidos,
sin poder salir del laberinto de tu engaño,
sin poder resolver este crucigrama de falsos motivos.
Me robaste los latidos y dejaste un corazón partido…
palpitando desesperados intentos de salvación.
Me despojaste de mis ilusiones…
y las escondiste en la cumbre más alta del olvido,
donde no llegan ni súplicas… ni ruegos,
donde no hace efecto ni el poder de la pasión.
Me dejaste inerme en un extremo de tu perfidia…
bajo la fría sombra de tu impía traición.
Te llevaste mi aliento…y con él mi último halito de esperanza.
Me quedé en tu nada…desorbitado,
flotando en tu océano de promesas sin cumplir.
Te embarcaste en el viaje más largo…que pudiste hallar…
y que ironía…a pesar de toda la distancia que recorriste...
llegaste al mismo lugar…
aquí…donde todavía se percibe tu olor,
donde tu aroma permanece en cada rincón.
Aquí donde aún se sienten los vestigios de tu amor.
Intentaste fugarte disfrazada de coraje…
creyendo que te iba a ser fácil no pensar en mí,
más sin embargo…aunque lo niegues,
y como un castigo del destino,
cada noche…
en cada sueño…
en cada pensamiento,
sigo tan presente siendo parte de ti.