¿Y si el sueño estuviese borrado?,
¿Y si de pronto la oscuridad trunco su signo?,
¿Y si perdido hubiera su sendero el peregrino?.
Las palabras entraron, confundidas,
sin llamar, en nuestro lecho,
Semiexógenos seres reflejados en la mañana,
Promesa de pinares encendidos.
Y a poniente el Atlántico azul, casi infinito.
Tras la caída mortal… el brillo caprichoso,
No era ajeno a mi piel ni a los olores,
Que se esparcen dóciles y envolventes por el mundo
Y traspasan la verja del amor hoy ya cerrada…
Un leve obituario en prensa escrita,
que anacrónico yacerá en algún casino.
Son aves que surcan con su canto preciosas bolas de nieve,
Todo lo abarcan, a ti, a la espuma , al viento
A los ocres cabezos de la mina,
Al Tinto y su paso por la amurallada niebla.
¡¿ si el sueño hubiese cambiado de sitio?!,
Y todos, sin exclusión habitáramos el olvido.
Y, miré el desagüe y me escribiste la carta del adiós,
En forma semítica…casi Sumerio...
En un tabla de arcilla en letra cuneiforme,
me detallaste muy comercial tus Divinos servicios,
El amor lo pagaba la casa...
Paco José González