Llegando a la habitación,
Mi corazón se exalta,
Se acelera con emoción,
El pudor, por la ventana, salta.
Abrimos la puerta,
Oscuridad tras la reja,
El amor es quien te lleva,
Foco sin luz, la llama en la vela.
Los ojos poco a poco se acostumbran,
La oscuridad ya no es tan negra,
A media luz, las velas nos alumbran,
Amor pasional, sorpresiva entrega.
La cama tenue, entras en razón,
Pétalos de rosa, yacen sobre ella,
Formando un corazón,
Sonrisa en tu rostro, eres bella.
Toco tu cuello, como lo hacen los sabios,
Te quito la blusa, te altero,
Te besan mis labios,
Me dices, Te quiero.
Prendas cayendo por doquier,
Sudor compartido en la piel,
Atónito aquel alfiler,
Que nos recuerda el ayer.
Suavemente caemos en la cama,
Las velas encendidas, su aroma en el cuarto,
Ahora eres tu quien me ama,
De jugar, ya estoy harto.
Tu delicada piel,
Es bañada en néctar de chocolate,
Siempre te seré fiel,
Tu sonrisa, tu mirada, me abate.
Suavemente mi lengua dimensiona tu cuerpo,
El sabor del chocolate, el sabor del amor,
Lo poco que llevamos, a favor el tiempo,
Aniquilas mi ayer, aniquilas mi dolor.
Suave, tierno, suavecito,
Lindo, bello, lento,
Me pierdo junto a ti, pegadito,
El paraíso en mi, eso siento.
El corazón de pétalos, ahora una alberca,
Estancado en esa cama el amor,
Nos ahoga tanta pasión, nos abarca,
Es lo rico de amar, es el sazón, es el sabor.
Y estos son los momentos,
En los que te siento tanto, mi amor,
Se me olvidan todos los tormentos,
Mi corazón no guarda ningún rencor.
Y gozo de estos recuerdos,
Cuando te acuestas, y pides un abrazo,
Cuando me llevas por estos senderos,
Que me hacen pensar, que el cielo alcanzo.
Hacer el amor, me llena por completo,
Anestesia al terco de mi cerebro,
Me pierdo, amor es lo único que siento,
Varado quedo, en lo sublime de tu calor. . .