Cuando en el amor naufragues,
seré tu isla desierta.
Mi cuerpo de ardiente arena
quemará tus pies descalzos
cuando recorras las márgenes
doradas de mis caderas.
Tomarás el fresco fruto
de mis senos de palmera
donde saciarás gustoso
tu garganta ya reseca.
Tenderé para ti un lecho
de coral y madreperlas;
entre besos y suspiros
de caracolas eternas.
Y cuando caiga la noche
mis brazos de brisa fresca
se cruzarán en tu pecho,
descenderán a tus piernas
recorriéndote despacio,
en preludio de la entrega
donde bañarás de espuma
mis olas sobre la arena.
Luego, en tu espalda desnuda
haré una lluvia de estrellas;
tras un manto de calima
ocultaré toda huella
para que nadie descubra
en mi espacio, tu presencia.
Serás mi náufrago amante
Y yo tu isla desierta.