He andado libre, con frío,
más allá de los espacios,
lo sabes cariño mío,
¡ mi iglesia fueron tus brazos!.
Siempre siguiendo el camino,
que manaba de tus labios,
mi casa , mi paz, mi barrio,
cerca siempre de tu trino...
jilguerillo tan hermoso,
el sitio donde volver
cada noche tembloroso...
con el miedo de tu ausencia,
con el goce de encontrarte...
y el terror por tu indolencia.
Paco José González