Lo sé porque me lo declara el sentimiento
que el recuerdo son sombras alternadas con tu rostro
lleno de risas y voces,
de miradas errantes por los rincones del alma
y pisadas silenciosas en las horas de desvelo
Son memorias en las puertas de los cuartos
cuando cantabas, cada mañana al despertar el alba
Manos de ángel forjando el barro cándido de los niños
o amasando la vida desde el vientre de la cocina
Es el pan en el horno
la aguja en tus manos hilvanando nuestros sueños
y el cuento de media tarde para ilusionar los secretos
del libro que nos leías disfrazándose de duendes
Lo sé, porque me lo dicta el sentimiento
que los ojos están entreabiertos
para verte llegar de nuevo
como los lirios en mayo
o el abrazo tierno con el que vencías nuestros miedos
La linterna con la que ahuyentabas fantasmas, continúa encendida
ahora desde la esfera con su luz sublime entre nubes
como marcando una senda a lo eterno
entre jardines celestiales,
donde transitamos de nuevo con zapatos colegiales
y donde llegarán nuestras voces, plenas de mar, angelicales.
Lo sé porque me lo confirma el sentimiento
que estás ahí madre mía,
que llegaré a ti algún día