Por más que quise galopar
la vía se escapaba en un suspirar
porque el tren que me llevaba
el destino jugaba porque la luz
se perdía entre la noche y el día
y los versos cálidos humedecían
tu corazón como si el aliento corriera
hacia el dolor; y aún así añoraría
el perfume de tu ironía
cuando quisiera volar una vez
más sobre el mar
y tus manos abrazar...