Fernanda Hidalgo Igor

patria marĂ­tima

vámonos al mar,
a mojarnos la cara 
con la bruma del mar, 
a enterrar nuestros pies 
en la arena negra 
de el salvaje Pacífico
el seductor pacífico 
revoltoso y embriagante 
con su perfume de sal 
escuchemos su latido 
arrasante
vestidas de azul
de antiguo azul
y de nuevo azul 
imagino que en el pelo
se te entiendan los graznidos de las gaviotas
¿cuántos mares nos quedan para poder enredarnos en el viento? 
escucharemos en las olas 
el sonido estridente
de la libertad 
aquel barco errante
nos traerá hasta la tierra
el relato
del marinero invisible 
acompañemos a los enamorados en su cita 
con la eternidad 
por allá vuelven las redes danzantes 
repletas de escamas brillantes 
guarda en tu cofre de mimbre 
un puñado de algas 
y un caracol 
desterrado de su patria marítima 
que no quede en tu rostro nada más que una sonrisa de espuma 
que no quede en tus oídos nada más
que una voz melodiosa
que no quede en tu boca nada más 
que el sabor del cilantro 
que no quede nada más 
en tus pasos
que el camino de vuelta a Niebla