El dolor y la angustia se apoderaron de mi alma. No encuentro la forma o manera de descansar.
De nuevo llegaba una noche de insomnio y pesadilla. Una noche que sería la última pues ya no había esperanza.
Pero algo faltaba, algo no dejaba que esta historia acabara. Y la vi, estaba allí observándome con atención.
En estos meses de pena siempre sentí una presencia. Cuando más oscuro se tornaba mi destino allí la veía.
Al principio no estaba seguro, pero anoche se reveló. La vi de nuevo clara y con su rostro amable como siempre.
Sentí sus manos acariciar mi cabeza y limpiando mis lágrimas. Ella ya me había salvado una vez y hoy llega de nuevo.
Creía que la había perdido cuando murió y dejó este mundo. Pero al verla sentada junto a mí, eso me ilusiono.
Ella siempre estuvo y estará para sus seres amados y para mí. Ella de nuevo me habló y me guió como siempre.
Vi un resplandor como un ángel que ilumina al necesitado. Y una luz me dio en el pecho y me lleno de esperanza.
Por ella y los que amo sé que debo seguir luchando. Seguiré dando lo mejor como siempre y mucho más.
Entiendo que no hay noche eterna, siempre amanecerá. No siempre se puede ganar, pero al perder se puede aprender.
Que el amor en mí es eterno, pero no debo forzar al que no lo siente. De nuevo debo emprender el camino.
Y en este nuevo trasegar buscar no tropezar de nuevo. Y en cada obstáculo, afrontarlo con orgullo y valor.
G3
Gracias Tía Rubiela