Lentes sobre la portada de una apariencia,
se ha creado un diálogo orgulloso,
generoso el lugar que no lo desampara,
es siempre de noche en horas tempranas.
Suena el teléfono con la avidez de que calle pronto,
no disfruta a plenitud del géiser
o del correr de un niño en el parque,
solo ve con sus manos sudorosas,
no hay alba, es eterno el nocturno en su vivir,
tan solo escucha a la ostra en la pecera,
balbucea y difiere de sus convulsas habladas en órbita,
desliñado, trastornado en un cerro de carente luz.
Para él, siempre es noche de día…