Vivía en el amor
supe ser su mendigo
su trotamundos ilógico
y su digno contrapunto.
De esto se deduce, sí,
cariño mío, que ahora,
con él ya no vivo. Que
me sobran las afueras
de un parque público,
y las ramas de un nogal
tan alto como impúdico.
Pero no te aflijas si lo haces,
por creer que estoy solo
o mal acompañado: tengo
mi memoria, y mis ganas
de darlo todo.
De ser honesto y bueno,
y sencillo, y escribir nuestro
romance, sobre las piedras
de los ríos-.
©