🇳🇮Samuel Dixon🇳🇮

La sorpresa del bar

 

De amores pasajeros, de amores cristalinos
el día es sabor de los engaños femeninos;
rosas ensangrentadas, rosas meditabundas
el llanto poderoso, las risas moribundas:
un hombre entristecido lloraba de traiciones
se le secaba el alma olvidando las canciones.
Se fue a una cantina para olvidar sufrimientos
y entre botella y botella se fueron momentos.
Sentándose, sobre copas y copas lloraba,
se acercó el mesero para ver lo que pasaba,
¿ocurre algo? Preguntó, dijo: no pasa nada
solo me río de la pasión de una mirada.

Tengo el alma decaída, tengo el cuerpo muerto
a pesar de risas duermo yendo tan despierto
a brazos semicultos de ensueños y de alcoba;
ella fue mi ángel soberbio, se convirtió en loba.
Yo igual sufro lo mismo, todas me han engañado
de uno a más quereres ya voy loco y desahuciado,
las penas ya me han sepultado desde que pienso
siento que voy delirando y siempre de suspenso.
¿Cómo se llama ella? Le dijo el nombre completo;
ella también fue mía, pero hoy guarda el secreto.
Ella me traicionó con usted, yo fui primero,
ella me ha engañado contigo, yo sí la quiero.

¿Qué dilema pasa aquí? Preguntó el cantinero
hablamos de traiciones, de un amor hechicero;
nos sedujo por siempre con espantoso estruendo,
se ha marchado para nunca, nos dejó sufriendo.
Lo mismo deliro yo, replicó un alfarero,
la dibujé de barro y me dictó prisionero
pero no lloro, ya siento que lo he superado:
para no recordarla me vine de aquel lado,
ya lo veo que pasa lo mismo por doquiera
ella fue mariposa tan traviesa y tan fiera.
No sé cómo se llama, es mi delirio mental
tengo consejos del bien, tengo abrazos del mal.

Dieron detalles completos y fueron hablando,
se vaciaron botellas y seguían tomando.
Todos sufrían lo mismo, todo era por ella,
era algo inefable, no tenía forma ni huella
y por las esquinas del bar para mal sabido,
vieron la mujer bailando con otro querido.
Se burlaba de los otros sin saber la apuesta;
vestía de oropéndola en dones de ballesta.
Y se enfilaron los cuatro por toda la estampa
y gritaron delirando: otro cayó en su trampa.
Este se levantó gritando desesperado
¿Quiénes son ustedes? ¿qué agravio les ha causado?

Nadie pudo responder, no había un merecido,
la mujer sonreía callando lo sabido;
ya ves, ella nos engañó y a ti también lo ha hecho,
ya decayó la honra, su virtud y su derecho,
no suframos más por ella exaltó el cantinero
ofrezco las disculpas, me vuelvo prisionero.
Dejémoslo por todo. Ahora nada nos quepa
ella, vencerá nuestra cárcel aunque lo sepa.
Yo prefiero venerar la antinomia divina 
y me voy para siempre, para siempre cantina:
eso dijo un borracho besando una botella,
todo fue muy tierno, fue sensible; todo es ella.

                    Samuel Dixon [16/02/2022]