Me abraza disimuladamente el silencio,
me hace estremecer con sus acordes de aparente alivio,
y noto una inesperada reacción de la soledad que me vigila,
la siento esquiva…se muestra algo celosa.
La nostalgia nos mira con desconsuelo…
envuelta en un manto de gélida añoranza.
La tristeza sonríe sarcásticamente…
al vernos enredados en este reiterado dilema.
Todas las noches nos reunimos a jugar con el insomnio,
y apostamos a desvelarle al sueño más profundo…
intentamos desnudar los sentimientos menos evidentes,
los pones a girar en la ruleta de la casualidad…
para ver si alguno de ellos se descuelga de la realidad…
y cumple un destino diferente.
Pero el infortunio se sienta a la mesa cínicamente…
y nos deja un sinsabor a resignación ineludible...
nos insinúa que es mejor conformarse.
A pesar de esta experiencia indeseada…
casi siempre terminamos sostenidos de un milagro,
y esperamos doblegarle al tiempo…
con el primer rayo de sol que alumbra el alba.
Suspiramos dentro de este episodio de insólita parodia…
y volamos todos juntos intentando descifrar el acertijo.
Deliramos que este ansiado sentimiento…
tendrá un final inesperado…algún momento.
A lo mejor usted nos sorprende…y viene y cumple su promesa,
o quizá lo más probable es que se desanime y nunca aparezca…
y así condene a este “ilusionado amor” …
al inframundo del fracaso.