Elizabeth Maldonado Manzanero

Pobre

Pobres de nuestras manos

buscando hacer nudos nuestras vidas,

cobijando como en nidos vacíos

nuestros efímeros extravíos

arrastrando como duro lastre

los recuerdos que no logran aun

borronear los recurrentes olvidos,

que cual senda milagrosa ha dado cabida

a tantas otras muchas cosas,

ilusiones que se abren de pronto

y se secan igual, como una rosa.

¡Cómo extraño en la zona

de tus dunas y tus maremotos

el beso que se alzó inquebrantable!

Cual comunión de dos mundos,

mundos que en sus chispas arrasaron

con la ética y los moralismos

en una conjunción de solo: existencias.

¿Por qué tuvimos amor que amasar también

 los tormentos, las cobardías y engaños?

¿Por qué no dejamos totalmente de lado

las conciencias que precipitaron

nuestra terrible agonía?