Silvestr

seducción abstracta

Seducción abstracta
Todos teníamos un cubo de hielo al lado izquierdo del pecho, poco a poco se fue haciendo pequeño con el calor de los halagos que recibimos de bebés. 

Entonces, ¿qué tiene de malo susurrar palabras de amor a tú oído? ¿Es acaso el pecado que irónicamente me lleva al cielo? 

Llegamos a la adolescencia con el pequeño cubo, fue cuando empezaron los golpes de los rechazos, el maltrato de tus compañeros por no encajar y la consciencia de la muerte. 

Entonces, ¿qué tiene de malo acariciar tus mejillas o tú cadera con sexualidad? ¿Es acaso estar en el cielo esperando la condena al infierno?  

Ya derretido y deforme el cubo, ¿qué nos queda?, pues beber el agua y con la indiferencia volver a formar el cubo.