Los esplendorosos soles marinos
lucen en los espaciosos pórticos
donde senos derriten los árticos
y sus olas abaten los destinos
de amigos de los olorosos vinos
y paraísos verdes y orgásmicos,
adornados de tigres basálticos
ocultos al borde de los caminos.
Al refugio de grutas pantanosas
se disfrutan los placeres furtivos:
la sed de unos labios que casi rozas
y el poder de unos pezones altivos
que se exhiben en doradas carrozas
penetrando en los mundos permisivos.