Un nuevo día levanta mi espíritu!
Un nuevo día me lleva hasta el mar!
descalzo mis pies sin dudar
y me dispongo a internarme en el agua
con el alma henchida de emoción
frente a tan inmenso salar.
Una ola acaricia mis tobillos
y me tiembla el cuerpo de frescura
y como al amante la dulzura,
se me pone la piel de gallina,
me pongo a saltar enseguida
porque la sensación me dura.
Ahora sí, con valentía
me interno mucho a cada paso
al frío no le hago caso,
pero de pronto paro de golpe
por un efecto inesperado
ni bien el agua me llega al bazo.
De todos modos me zambullo
deliciosa agua refrescante!
aunque las olas me pegan bastante
no hago caso a su bravura
y aunque a veces estas me tapan
no teme mi espíritu errante.
Sonrío al sol y a la espuma
y nado contra la correntada,
siento una paz encantada
y esa sensación se mantiene
sólo hasta que me doy cuenta
que me lleva la marejada!
Nado y nado y nada!!
en la mar me estoy internando,
entonces me quedo esperando
y comienzo a mover los brazos
señor bañero, por qué no viene??
no vé que me estoy ahogando?!
Pero resulta que al señor bañero
desde aquí lo veo ocupado,
expone su cuerpo bronceado
a la admiración de unas chicas
y tan sólo atino a gritarle
mirá para acá, peladooo!!!
No recuerdo lo que pasó luego
sólo que en la arena me desperté,
que casi me ahogo, eso lo sé
y que me dio respiración el bañero,
la cosa es que al mar no vuelvo
y ustedes saben por qué.