Tierno como ninguno, surgiste en mi vida.
Nunca pude pensar que la pena te mataría.
Tú nunca supiste que yo también te quería
Y triste y sigiloso te fuiste, iniciaste la huida.
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Trato de entender qué esa, fuera tu salida.
No sabías que en mi alma el dolor no cabría.
Sin embargo, fue una experiencia sombría
y el dolor hizo de mi corazón una guarida.
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¿Qué pasó con aquel jurado sentimiento?
Trato de deducir, pero el temor me abraza.
Yo no quiero pensar que a mí no volverás.
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En verdad, de amarte yo no me arrepiento;
es que el amor que te tengo, no se disfraza.
Sé que un día, a pedir perdón, tú volverás.