La culpa se sienta a la mesa y se cubre con un mantel de castigo y flores ensangrentadas. Tu cruel enemigo, tu veredicto de huelga de sed y hambre.
Serpiente sigilosa y peligrosa, un inconsciente animal deslizandose por tus venas, verdugo cargado de afilados colmillos, que nunca echa a perder, un peregrino, un arrepentido que no espera milagros...
La justicia dirige la sentencia, vistes ropa a rayas blancas y negras, que te agobia de noche y te impone castigo a traves de la culpabilidad...
Como el destino, es una mancha imborrable en la piel. No te deja, no hay escapatoria, no hay tal libertad de conciencia.
No hay paz en el ambiente, tu corazón sucumbirá al laberinto en el que has buscado cobijo en el pasado. Estoy tratando de deshacerme de esa amargura. Su recuerdo en forma de dolor que no te deja atrás ni te abandona. La verdad reemplaza este sentimiento de culpa.