De la nada
una lagrima recorría mi mejilla
lenta, dejando huella de su paso
se sentía su temblar en cada poro
entendía el porqué de su camino
me indicaba la razón de su origen.
Poco a poco fue llegando hasta mi barba
esa barba que tanto le gustaba
parecía esconderse en el maxilar
ya carecía de fuerza,
se hacia mas pequeña y se disipaba.
Finalmente, solo dejo una marca
una huella, un recuerdo de su paso
un tatuaje en el alma de aquel pasado
un dolor de su ausencia
y la nostalgia de la alegría que me brindaba.