Las tinieblas se cuelan por las sucias ventanas.
Con personajes raros que no albergan secretos,
los versos se estremecen en todas las mañanas
latidos presurosos que esconden los sonetos.
De dónde viene, entonces, el tañer de campanas...
Si no hay viejas ermitas solo están unos setos.
Monótonas las voces parecen tan mundanas
surgen sones que aturden en largos vericuetos.
Las horas pasan lerdas y se aleja la luna
sobre los verdes pinos enhiestos y elegantes,
en mi pecho guardado te tengo por fortuna.
Y cuando llegue el día serán esos instantes
los que dulce acaricie por la fecha oportuna.
Tibiezas de alboradas, amores inquietantes.-