Voy volviendo de a poco,
desde el entierro de aquel tiempo en que mis verdades
supuestas,
incomprensibles,
lacerantes,
me distanciaron del amor que no supe cuidar,
hastiado,
cuando lo manosié sin sentidos ciertos,
lo oculté en las sombras de un desatinado camino.
Voy retomando la cuesta,
con esfuerzos,
lastimado y viéndote herida frente a mí,
hoy que de nuevo te puedo presentir,
que puedo sentir el dolor que te di,
imaginándote que nunca sufriste lo que sufriste,
lo que dejé morir.
Hoy vuelvo a tener la vista de renovada mirada,
sin el alquitrán que cubrió mi injusta palabra.
Voy desandando la senda del cerro que ascendí,
trastabillando,
con pasos atolondrados,
bajo la pendiente intentando no chocar con tu cuerpo,
que inherte, yaciendo en ruinas
solo atina a convencerse que hoy, es mi verdad
y no la del ayer.
Voy escarbando en mis propios diálogos,
busco el abecedario con que conjugué blasfemias,
recreo un lenguaje acorde a mis intimidades,
transitando el escondite donde metí mis anhelos.
Vengo cansado,
despertando del sueño que ocultó con nubarrones mi amor por vos,
desperezándome de las tinieblas,
donde estuve un tiempo anidando falsos impulsos,
impulsos que me alejaron
de tu vida, de tu confianza y de nuestro proyecto.
Vengo estimulado por la renovada pasión,
de sentirte mía como antes,
de sentirme tuyo como alguna vez
y sé,
que cada paso que retrocedo
avanzo hacia el amor que está aún vivo en mí,
cual catarata que salta mil saltos,
los torrentes de este cariño
van humedeciendo los días...
Espera de un quizas que pueda volver a tenerte.