Andaba yo por la vida
creyéndome un semidiós
y una dirección prohibida
me salté y todo acabó.
Llegar al techo del mundo
hasta donde nadie alcanza,
tener mil fiestas, amigos
pasear por las estrellas
eso pretendía yo.
Y metido en esta falsa
en esta calle embustera
entré en dirección prohibida
y cuando quise acordar
ese disco traspasado
al suelo me derribó.
Y allí me quedé tendido.
De mí no se acuerda nadie
y a recoger mis despojos
no creo que venga ni Dios.