El auriga impenitente,
el que viaja como un demente,
el que se desorienta de cuál es su frente,
el que siempre se menoscaba y se arrepiente.
El peso que nosotros mismos nos marcamos,
el tonelaje que nos presiona y arrastramos,
es mejor desterrar nuestros propios fallos,
es preferible aceptar nuestros desvaríos.
El auriga impenitente ,
inmesiricorde que te ausculta por la noche,
las preocupaciones, el miedo a fallarte,
no siempre se gana en el frente.
El auriga impenitente,
el cochero que parece que te busca,
el viaje, que es un auténtico dislate,
pero al final o más tarde se hace.
El aura impenitente,
se hace lo que se puede,
no siempre sale el poniente,
hay que vivir también en el presente.