Desde esos espacios negros que niegan la huelga
y el deseo, desde esas sombras energúmenas que participan
de las amnistías torcidas de un cuerpo moribundo
o detrás de esos letreros en azul que marcan la facultad
de un hombre en un depósito de arena. Así, sobre
superficies de hielo con expósitos conectados a largos
tubos dentales. En esas materias orgiásticas
que el aire alienta y resguarda de su periferia.
Donde la piedra huele la oscuridad y la apacigua.
Oh lágrimas subterráneas, oh nocividades neutras,
donde los ojos han quedado aplastados tras las negaciones
de Judas, tras los espacios indeterminados donde se fabrican
lejanas tierras equidistantes.©