Mi pasión agonizaba,
ya la creía perdida,
me volvió al cuerpo la vida,
cuando vi que me excitaba.
En la cama te miraba,
quise darte una sorpresa.
Como del amor soy presa,
en vestido transparente,
te bailé resueltamente,
pero a tí, no te interesa.
Quise ser más atrevida,
y al bailar me desvestí,
con el baile te dormí,
y me sentí tan destruida.
Pero entonces, decidida
y con mi cuerpo fogoso,
sabiendo que eras goloso,
quise darte una merienda.
Líbido suelta, sin rienda,
tú? roncando como un oso.
Fui dispuesta a despertarte,
satisfacer mi deseo,
eche mano al coqueteo,
para con fuego quemarte.
Loca comencé a besarte
y tú igual a una nevera.
Apagabas a mi hoguera,
y yo me sentí morir,
pues tenía que admitir,
que estabas en tu trinchera.
Así bien decepcionada,
y sintiéndome tan mal,
fui a parar a mi portal
porque estaba desquiciada.
Del vecino una mirada,
me comenzó a desnudar.
Mi fuego llegó alentar,
y mucho no lo pensé,
dormido allí te dejé,
y yo?, pues me fui a gozar.
Ahora paso noche y día,
esperando a mi vecino,
que en amores es divino,
y mi cama no está fría.
Supo lo que se perdía,
y se agarró del timón.
Disfrutando el aventón,
ya no quiere ir al trabajo.
Hasta flores hoy me trajo,
¡perdiste por dormilón!