Es posible que mañana muera, y en la tierra no quede nadie que me haya
comprendido por completo. Unos me considerarán peor y otros mejor de lo
que soy. Algunos dirán que era una buena persona; otros, era un canalla. Pero
las dos opiniones serán igualmente equivocadas.
Mijail Iurevitch Lérmontov
Miedo, el agua cubre el dique,
el puerto trepida bajo la niebla,
la campana de brumas
alerta a los barcos ciegos.
El viento remolina
partículas de piedra
que no llegan a ser arena,
la lluvia es densa,
una cortina entreteje
el ruido de ventanas,
las chimeneas se quejan,
los paraguas al revés,
los toldos dan media vuelta
desconsolados de la gravidez,
ni un alma en la calle.
Erwin amenaza
con entrar al patíbulo
y cortar cabezas,
es como cualquier Hombre
bajo el viento.
Viento que zumba en la casa desecha,
el vientre vacío, la inmediatez.
Ha oscurecido, abruman textos en el ulular.
La suavidad tritura la franela,
penetra hilos que se pierden en la llovizna.
La tempestad fracasa y Erwin detesta
la rudeza de este lugar,
donde una extranjera cuenta
cuenta y cuenta el día de más.
del cuaderno Maldicionario,
Editions Hoy no he visto el paraíso, 2009