Se estira el río
y avanza la corriente
hacia la mar.
Veo la vida
del hombre en esta escena
en su camino.
Viaja sin rumbo,
quizás sin darse cuenta
y sin destino.
Saltan los peces;
son truchas y salmones,
en los remansos.
Ellos no buscan
corrientes ni caminos,
viven del río.
Entre los juncos
se ven algunas ranas
tomando el sol.
Vuelves al río
y piensas en sus aguas:
¿de dónde vienen?
De las montañas,
te dices satisfecho,
que están cercanas.
¿Y tú, poeta,
que sabes tantas cosas,
a dónde vas?...
Rafael Sánchez Ortega ©
03/02/22