Ben-.

Vuelta-.

Pero yo tenía que volver-

cuatro ángeles se me han quemado

en esta página-. Volver,

mientras la ira del viento, allá abajo,

sucumbe con sus demonios,

y protege a las catedrales, de incendios

y tempestades. Mil canciones me instruyeron,

y mil canciones aborrecí- un cuadro de Boticelli,

no hace ni medio de Velázquez-,

hasta asfixiarme.

Hasta azotarme los miembros y las extremidades

con carbones y tizones, y números de secundaria.

Hasta que mi anatomía regrese y se expanda

como está: en cuclillas-.

 

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