Vivo en carne propia,
la nostalgia de estar tan cerca de ti pero a la vez alejado de tu corazón.
Más vivo agradecido por amarte cada día más y más;
que cómo a ninguna, solo a ti doy mi corazón.
Verte día a día me enamora más de ti,
convirtiéndote en mi sueño de oro.
Tu nombre aún escrito en mi corazón con letras de oro,
jamás será borrado.
Te veo y me pregunto ¿Qué sería sin ella?,
La respuesta es, ¡Nada, la respuesta sería nada;
pues solo ella y únicamente ella, es mi complemento!
Y lo acepto, dejar de verte, quererte, desearte, buscarte, cuidarte y amarte; no puedo.
Autor: Eduardo Granados Villarruel