He tratado de reír,
de superar con humor tanta tristeza
por comprender que no vale la pena
luchar por un amor que ya está muerto…
Murió por terquedad
o por orgullo?
Ya no hay complicidad
entre nosotros,
tan sólo son recuerdos
que acarician...
aquellos chistes tontos,
nuestras risas...
Los placeres cotidianos
que una vez nos unieron.
Nos han ido ganando
las palabras calladas,
las caricias guardadas,
la pasión postergada,
las miradas esquivas,
la verdad disfrazada...
Hoy están triunfando
la terquedad y el orgullo.
Poco a poco se fueron imponiendo
con silencios cargados de reproches,
con total soledad por las noches
con frialdad en la cama…
con los ojos abiertos
dándonos la espalda...
Y yo habría jurado hasta ayer
que lo lograríamos
que podríamos salvarlo
Pero ahora comprendo...
hace mucho este amor está muerto...
Por la puerta entreabierta
se introdujo el silencio...
la negación de repente
apagó todas las luces...
Y aquí estamos los dos
dirimiendo quién tiene la culpa
quién mató a nuestro amor...
Si murió lentamente
asfixiado y cansado
sin poder defenderse
por mi cruel terquedad
o fue un golpe fatal
puñalada final
de tu estúpido orgullo.