Abraham Carrillo Colin

Te soñé

Soñé que tú mano mi cabello acariciaba

y tanto me gustaba que mi alma te correspondía.

Soñé que mi corazón en dos se dividía:

una vivía quieta y otra se ilusionaba.

 


Soñé que tu silencio varias veces me nombraba,

mientras mi espalda tu grueso pecho agredía.

Soñé que la primera noche eterna se volvía

 cuando tu arduo ritmo mi cuerpo desgarraba.

 


Soñé que tu corazón por mi se decidía

y tu indiferencia y miedo se esfumaban. 

Soñé con lo más hermoso: todo se repetía;

los días cortos, las noches se alargaban.

Soñé, por fin, que mi cadera tu ego consentía

y cada noche, mutuamente, se penetraban.