Esperé...
Esperé que durmieras, para despertar,
Esperé a que soñaras, para sollozar,
Esperé a que esperas, lo que ya no está.
Desperté...
Desperté, en el silencio de mi soledad,
Desperté, mientras sangraba como un raudal,
Desperté, en el engaño creciente de tu falsedad,
Desperté, estando muerto en mi realidad.
Lloré...
Y lloré, a mares en mi confusión,
Lloré, mi infortunio en mi humillación,
Y lloré, con odio a esto del amor,
Lloré, ante mi tumba, ante tu traición.
Hoy no queda nada de ese gran amor,
Que hasta el infinito hubiese ido por vos,
En tus manos puse alma y corazón,
Y los destruiste en tu odio inmenso y sin compasión,
De aquel sentimiento que llamaste amor...