Ese perro que quedó atado
a la cadena mientras todos huían
y nadie se detuvo para
desatarlo, queda ahí
y ladra en el silencio o quizá ya
ni ladra; lo habían adiestrado
a que ladrara para avisar de los peligros,
pero ahora ha avisado y todo el mundo
ha huído y a nadie
se le ocurrió de salvarlo a él también.